Tras pasar una noche un tanto intranquila, sali del restaurante con intención de coger un tren para ir a casa de mi anfitriona, pero al no ver la estación por ningun lado, decidi caminar hacia mi destino, hasta encontrar una tienda para reparar la bici, y acordandome que con un tronchacadenas podría solucionar la avería y continuar la ruta, asi que iba preguntando a todo aquel que veía en bici, por si tenían algun
o, pero sin exito.
Finalmente llegue a una tienda donde me repararon un radio que tenía roto, me centraron la rueda, me cortaron la cadena y me engrasaron toda la bici, asi que ya estaba nuevamente en ruta a toda velocidad hacia Yokosuka.
Vuelvo a pasar por Yokohama por tercera vez en muy poco tiempo, y es la primera vez que no me llueve en la ciudad, y ahora sí, cojo la dirección correcta. Y se que es la dirección correcta porque de repente me empieza a pegar el aire de cara con fuerza, y es que los últimos días han sido traba sobre traba.
Finalmente tras un par de repechos fuertes,
que hacen que ponga en uno de ellos pie a tierra llego a Yokosuka, de ahi me dirijo a la estación de trenes de Kinugasa y tras una última pendiente sale a recibirme Maria Elena, mi anfitriona.
Una vez en su casa me prepara un merecidiiisimo baño estilo nipon. Ducha por un lado y cuando ya estas limpito del todo te metes en una tina llena de agua calentita a relajarte y relajarte hasta que no aguantes más. Ya relajadito del todo me pego un festin a base de arroz, frijoles, ensaladilla, ensalada, carne guisada, y un muslo guisado y bamos en coche a buscar a mi compañero que esta en casa de una amiga suya, llamada Junko, porque tampoco ha acertado a llegar a casa de M. E. Pese a que Junko es japonesa, habla muy bien español, porque ha estado viviendo en Mexico, asi que el problema de las comunicaciones lo damos por apartado durante un par de días.
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