lunes, 24 de mayo de 2010

Día 16. Yokohama a Tokyo a Sahamihara. 24 de mayo de 2010

Para variar, el día se iniciaba con una fuerte lluvia, que hacia presagiar que hoy iba a finalizar el día nuevamente calado.
Lo primero que he hecho ha sido ir al dinero a cambiar divisas, y tras las travas burocraticas, he conseguido el dinero para ir a reparar la bicicleta a alguna tienda. Tras entrar a un centro comercial hasta el fondo con la bici, no han sido capaces a solucionarmelo ni me han dejado la herramienta para hacerlo yo, asi que he ido a otra tienda, donde me han dicho que tardarían un día y al explicarles que debía estar hoy en Tokyo me han dejado la herramienta para arreglarlo.

Asi que me he puesto en marcha tranquilamente, pues entre Yokohama y Tokyo, hay apenas 35
kilómetros, y la casa en la que nos ibamos a quedar hoy tenía entendido que estaba en Tokyo, aunque no era así. He visitado un nuevo templo, para variar, y he continuado la ruta.



Tras cruzar un río, he dejado atras Yokohama para adentrarme en las calles de Kawasaki, en las que no he visto ni una sola moto, ni tan squiera la fábrica donde las hacen.
Posteriormente he llegado a Ota, donde ya se empezaba a notar el bullicio de personas. Continúe hasta Shinagawa, donde me detuve a buscar la direccion de mi futura anfitriona, y
empeze a darme cuenta de que iba por una avenida con grandes rascacielos y boutiques de lujo, hasta que pregunte por la estación de Tokyo y estaba apenas a unos 500 metros, con lo que ya llevaba tiempo en la gran urbe y ni me había dado cuenta, aunque no me extraña, ya que la señalización es distinta a la que estamos acostumbrados aqui.

La estación estaba en obras, asi que un rapido vistazo y llamada telefónica para quedar con la anfitriona, que me indica que debo retroceder hasta Yokohama y unos 25-30 kilómetros en la direccion desde la que llegue ayer a Yokohama.


Asi que a toda velocidad, porque no me apetece llegar de noche, vuelvo a Yokohama, a su estación y pregunto por la dirección que llevo anotada y me indican correctamente la dirección a seguir.
Finalmente, tras volver a romper la patilla del cambio y tener que hacer parte de la ruta a pie, llego a Sagamihara, donde un señor me deja su movil para llamara a mi anfitriona y que me indique donde vive exactamente pues estoy apenas a 500 metros de su casa.

Mi anfitriona me pide que le pase con el señor y tras hablar entre ellos me dice que estoy a una hora en tren de su casa, y que la dirección que llevo anotada no es la suya, asi que busco un restaurante 24 horas y paso en su interior la noche esperando a poder reparar la bici en alguna tienda con la luz del día.

Nuevamente compruebo la amabilidad nipona, ya que un joven viene corriendo tras de mi para obsequiarme con una botella de aquarius, al verme que voy con la bici a rastras nuevamente.


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