viernes, 21 de mayo de 2010

Dia 13.Kakegawa a Fujinomiya. 21 de mayo de 2010

Tras pasar una mala noche en el restaurante, a las seis de la mañana iniciamos la andadura, para intentar recuperar el tiempo perdido durante la jornada de ayer.

Hemos visto el castillo de Kakegawa y el Otemon pasando antes por un gran portico de madera con otro templo en su interior.


Hemos vuelto a la route1 y hemos atravesado un par de puertos, con la mala suerte que en el segundo de ellos he pinchado la rueda trasera durante el descenso bajando a velocidades de mas de 50 km/h, por fortuna sin ninguna complicación.

Luego hemos desayunado en un seven-eleven y hemos conversado con un peregrino haciendo la ruta de los templos que llevaba 20 kilos a sus espaldas y nos hemos compadecido de él.
Hemos pasado Shimada y Fujieda, sin nada que visitar y entre los campos de té y pasando un puente de aproximadamente un kilómetro de lonjitud, hemos llegado a Shizuoka.


En Shizuoka, nos hemos tumbado a la sombra en un parquecito que había junto a unos campos de té, porque la temperatura era demasiado elevada, unos 40º al sol y 29 a la sombra, y llevabamos un ritmo bastante rapido, asi que nos vendría bien descansar un poco.

Posteriormente nos hemos dirigido a Shimuzu, donde el sol había conseguido hacernos una pequeña dermatitis solar, y tras comer nos hemos embadurnado bien de protección solar, para evitar mayores quemaduras.

Luego hemos ido hasta Okitsu, donde tras visitar el templo de rigor, nos hemos dirigido a Fuji por una pista ciclista-peatonal, como todas las aceras de Japón que son compartidas, y hemos pasado por una pequeña aldea pesquera que tenía un jardin zen impresionante.



Despues finalmente hemos llegado a Fuji, sin nada reseñable y finalmente tras mas de 100 kilómetros de etapa, hemos llegado a Fujinomiya y nos hemos alojado en el único hotel disponible, en el que nos han indicado un restaurante para cenar casi obligados porque ya era tarde y estaba todo cerrado.
Allá hemos ido y era un restaurante estilo nipón con una sala con una mesa baja y un tatami en el
que habia que sentarse para cenar, separados por un biombo de nuestros vecinos de comedor. La carta era de lo mas curioso, porque estaba escrita en kanjii y no teniamos ni idea de que ponía, asi que entre el poco inglés que hablaban en el restaurante hemos pedido cerdo acompañado de cuatro trozos de verdura a modo de ensalada, berza y lechuga, con una sopa de perejil y tofu que estaba muy buena y no hemos dejado ni rastro de ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario