Hoy me he despertado con el bullicio del fuerte viento resoplando aún, asi que me he temido que iba a tener un día duro. Tras reparar el pinchazo me he dirigido hacia Pajares de la Lampreana, y posteriormente, tras desviarme un poco, a Piedrahita de Castro, donde estaban en procesión del patrón del pueblo.
Luego, acompañado de un paisano un par de kilómetros, que nos ibamos dando conversación, he llegado a cerecinos del carrizal, tras superar el repecho que hay a su entrada y he seguido hasta llegar a Aspariegos.
Salgo cruzando el rio Valderaduey, para dirigirme a Malva, por un paisaje de Tierra de Campos, en el que lo unico que levanta por encima del cereal son un par de palomares, tan típicos de esta zona.
Entré en Fuentesecas para intentar llenar los bidones de agua, y descubrí que el nombre del pueblo no era un mito, ya que no había ni fuentes, y seguí hasta Pozoantiguo, que te da la bienvenida y despedida con sendas iglesias, aunque a algunos la despedida nos la da también con un pichazo al sol, para finalmente llegar a Toro. Aquí, tras comer, y mientras descansaba tomando un café, he aprovechado para reparar todas las camaras que llevaba pinchadas.
Luego, tras pasar sobre el río Duero, he cogido la carretera de Villaralbo, pasando bajo la futura vía del AVE, en busca de Peleagonzalo, donde no parecía haber nada interesante, asi que continué hasta Villalazan, donde una señora me lleno un bidon de agua fresquita, al no haber tampoco fuente en el pueblo.
Continuo hasta Villaralbo, donde vuelvo a asombrarme con la magestuosidad de su castillo del siglo XXI. Aqui callejeé hasta llegar al hostal donde tenía el coche y cargue la bici y me dirigi en coche hasta Morales, donde lo dejaría aparcado y me dirigiría nuevamente en bici hasta Zamora, donde , tras pasar su puente de piedra sobre el Duero, pernoctaria en el albergue de peregrinos.
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